sábado, 9 de mayo de 2009

Si, por encima de las piedras, de los cristales rotos, de las repeticiones que ya no sabes esquivar. Por encima de los límites que te pones, al saltar al acantilado, por debajo de las sábanas...

¿sabés volar?

Me lo prometiste.

Que lo harías.

Que saltarías.

Siempre.

Y ahora no te encuentro. Ahora sólo caés al lado, cuando siento que, para llegar a vos, soy yo la que tiene que volver a aprender a volar, de la forma que vos querés que lo haga. Y me da bronca, te juro que me da bronca.
... Dejá de quejarte de los tiempos muertos y volá como me dijiste que sabías hacerlo.


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